Nos dirigíamos a una de esas fiestas descontroladas, donde los jóvenes hacían y deshacían a su gusto; no era la primera vez que yo asistía a una de ellas, pero nunca había vivido lo que viví ese día; no fue hace mucho, tampoco fue hace poco, estaba en una época intermedia en donde tanto los niños y las niñas están explorando su sensualidad.
Al llegar al lugar parecía desolado, como si el alma de la fiesta nunca hubiera recibido la invitación, pero al cruzar por las puertas escuchabas el estrepitoso sonido de los parlantes y el parloteo de todas las personas que se encontraban en el lugar, sin olvidar la candente pista de baile que le hacía homenaje a aquella canción "contra la pared" que tanto le gusta a esta generación.
No fue difícil encontrarme con mis amigos y tampoco fue difícil ver a esa persona con la que sueñas tener algo, cuyo caminar te enloquece y cuya mirada te estremece, pero que no te atreves a decir nada, porque la final solo son amigos; sin embargo eso no te impide del gozar toda la noche.
Ignorando los acontecimientos que se veían en la pista de baile: besos, caricias y hasta más, la noche trascurría con naturalidad, uno que otro chiste y una bailadita segura con algún amigo de confianza, en fin, nosotros eramos un grupo a parte del que protagonizaban los de "contra la pared".
En estas fiestas llega el punto en que todos salen a bailar y tienes que decidir rápido si no quieres bailar con alguien que no te guste, fue allí cuando vi mi oportunidad de bailar con mi alguien, me acerque a él y noto de que se trataba, me pregunto que si quería bailar y por supuesto acepte.
Me tomó de la muñeca y nos dirigimos a la pista de baile, la cual estaba repleta; comenzamos a bailar con mucha naturalidad, un amigo , pero poco a poco el ritmo y las letras de las canciones nos sumergieron en algo más; la distancia de amigos disminuyó, considerablemente y el tacto se volvío mas que inocente.
Aún recuerdo su mano en mi estómago, nuestras caras unidas, su respiración sobre mi hombro y cuello, eramos solo nosotros dos en ese momento nadie más importaba ... la canción se volvío eterna; sinceramente era como el primer contacto sexual que tenía con alguien y el parecía tener mucha mas experiencia que yo.
Al final solo era un baile más, que termino esa simple noche, fue algo de una fiesta que como todos sabemos no duran para siempre.
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