viernes, 28 de septiembre de 2012

Siempre a mi lado

¿Sabes? Una vez escuché que muchas veces las mujeres queremos casarnos con el hombre de nuestras vidas, aquel que ame lo que somos, quiera nuestras virtudes y respete nuestros defectos. Aveces lo queremos tanto que ese es el sueño que mueve nuestras vidas, hasta que lo cumplimos.

Tristemente, para algunas este sueño de hadas se acaba cuando se dan cuenta que ese amor no es perfecto, que es sufrido y que tiene que pasar por muchas cosas que si no sabe afrontar acabará con ese amor. Esto lleva a que las mujeres se sientan solas y apartadas y que nunca van a volver a amar o a encontrar un apoyo en sus vidas.

Lo que aveces no entendemos, es que esa persona que queremos que sea nuestro apoyo, que sea nuestro confidente, siempre esté a nuestro lado, siempre ha estado muy cerca de nosotros; aveces peleamos, aveces lo ignoramos, pero al final nunca se alejará de nuestro lado, aveces es más pequeño que nosotras, aveces más grande, algunas es muy loco y otras muy serios y en el mejor de los casos viene disfrazado de prima.

Gracias por brindarme tu amistad y siempre estar allí para dar una sonriso, incluso cuando estés mal.

"A veces en la vida, hay vínculos que nunca pueden romperse, Aveces Si puedes encontrar a esa persona, te apoyará sin importar lo que pase. Quizá encuentres una pareja con la que quieras tener la boda de tus sueños.
También existe la posibilidad de que la persona con la que puedes contar toda la vida, la persona que te conoce, aveces hasta mejor que tú te conoces...SEA LA PERSONA QUE HA ESTADO A TU LADO SIEMPRE"


Te amo <3 nbsp="nbsp" p="p">

martes, 11 de septiembre de 2012

Hoy es un lindo día


Salmo 118:24
Este es el día que hizo Señor; nos gozaremos y alegraremos en él.

El día empezó muy mal.
Me quedé dormida y llegué tarde al trabajo.
Todo lo que sucedió en la oficina contribuyó a mi ataque de nervios. Para cuando llegué a la parada del autobús en mi viaje de regreso a casa, tenía un gran nudo en el estómago.
Como de costumbre, el autobús llegó tarde… y atestado. Tuve que ir de pie en el pasillo. Mientras el bamboleante vehículo me lanzaba en todas direcciones, mi depresión se hacía más profunda.
Entonces escuché una voz grave que salía del frente:
-Hermoso día, ¿verdad?
Debido a la aglomeración de público, no podía ver al hombre, pero podía escucharlo mientras seguía comentando el panorama primaveral, llamando la atención hacia cada punto importante que se avistaba: esta iglesia, ese parque, aquel cementerio, la estación de bomberos.
Pronto todos los pasajeros estaban mirando por las ventanillas. El entusiasmo del hombre era tan contagioso que me sorprendí sonriendo por primera vez ese día. Llegamos a mi parada. Maniobrando hacia la puerta, eché un vistazo a nuestro “guía”: una figura regordeta con una barba oscura, que usaba espejuelos oscuros y llevaba un delgado bastón blanco.