jueves, 15 de agosto de 2013

La verdadera “Ley Zanahoria”


Estefanía Echeverri De la Hoz

La Ley Zanahoria, mejor conocida en Barranquilla como la “Hora calabaza”, sigue teniendo sus resultados en la ciudad. Dicha Ley está contenida en el Decreto 0627 del 10 de mayo de 2013 el cual restringe la permanencia o circulación de menores de 18 años entre las 11:00 de la noche y las 5:00 de la mañana, cuando se encuentren sin la compañía de sus padres, representante legal o adulto responsable.
Sin embargo ¿Qué tan eficiente está siendo este mecanismo de seguridad para los jóvenes?  En una opinión abierta y mirando a largo plazo puede que esta  no sea una solución, ya que consiste en moldear la identidad y costumbres de una población de un día para otro, lo que se convierte en algo complicado sobre todo cuando se le intenta inculcar una actitud con respecto al alcohol.
Si bien el evitar el consumo bebidas alcohólicas por un tiempo y en lugares públicos, disminuye la violencia y accidentes, no se puede controlar el consumo de estas mismas en otros establecimientos o en lugares privados como casas, fiestas o círculos sociales, teniendo además en cuenta los adultos que ofrecen bebidas alcohólicas a los menores, quienes también son culpables de infringir la Ley si se les encuentra haciendo esto.
 La ley de abstención por un tiempo corto no asegura nada,  pues sólo implica una solución parcial en un determinado periodo (si es que se cumple), por lo que  una posible solución sería abarcar desde la infancia el tema,  basado en una educación más humana como lo sugiere la filósofa Martha Nussbaum,  la cual forme a la gente y evite los problemas más comunes originados por intereses dispersos o la falta de afecto como lo es en algunas familias, en las cuales si no se fundamentan bien los hijos, estos  terminan siendo reflejos del padre y así sucesivamente, convirtiéndose en una cadena que una Ley no podrá cambiar así de fácil.
Por  otro lado se podrían efectuar ambas cosas, la Ley como medida de reducción, tal cual como está estipulada y complementarla con una solución a la raíz del problema, basada en la educación. Y es que una ley no va a cambiar el comportamiento de los jóvenes de un día para otros, pues esto es algo que se moldea en el día a día de los adolescentes, es por esto que la “verdadera ley zanahoria” no debería de constar de números o ser regulada por policías, pues debería comenzar por la educación que las escuelas y los mismos padres le dan a sus hijos, para propender por una comunidad libre de violencia y en donde el alcohol no sea el que controle a las personas.
Según Josefa Cassiani, secretaria de Gobierno Distrital, “ha mejorado el comportamiento de los adolescentes” destacando que no ha disminuido la violencia, sin embargo, tan sólo en el puente festivo del 19 de Agosto, se encontraron 7 infractores (dos de ellos con sus padres), se cerraron 3 establecimientos y el sábado de este mismo fin de semana, se presentó el caso de un menor herido con arma blanca, representando una gran contradicción a lo que afirma Cassiani, develando las dicotomías que esta medida provoca dentro de la comunidad.

Los adultos deberían de proteger a los jóvenes y propender por su bien, si nos vamos al artículo 10 de la Ley 1098 del 2006, que contiene el código de infancia y adolescencia, tenemos que “La familia, la sociedad y el Estado son corresponsables en su atención, cuidado y protección” dándole un papel importante a las autoridades distritales, pero principalmente a las familias, que deben educar, concientizar y guiar a sus hijos para fomentar una verdadera “Ley zanahoria” que se convierta en base de la educación y del comportamiento de los jóvenes.